jueves, 28 de junio de 2012

Opinión sobre la Educación


¿Cómo debería ser la educación en los centros educativos de Panamá?

 por: ABEL LEONARDO GUERRA IBARRA
Para poder hacer un acercamiento a lo expuesto en el título de este artículo voy a tomar como ejemplo el sistema educativo de Finlandia, por ser un ícono de la excelencia educativa, esto basado en los más recientes informes Pisa, emitidos por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.



Según Tony Wagner, miembro de Educación en Innovación del Centro de Tecnología y Espíritu Emprendedor de Harvard, el sistema educativo finlandés se encuentra fundamentado en cuatro pilares: la confianza, la transparencia, el respeto y el incentivo a pensar más allá de memorizar.
La confianza como virtud es fundamental en el sistema educativo finlandés, ya que “la comunidad confía en los colegios, la población confía en los profesores y los maestros confían en los alumnos”, además de que cada escuela goza de una cierta independencia, en lugar de estar completamente sujeta a una autoridad central, lo que también implica la confianza del sistema educativo en los centros que le representan. Y esto último requiere una cierta transparencia en cada uno de los procesos involucrados en las labores educativas.
Otro aspecto a tomar en consideración para promover este entorno tiene que ver con el prestigio y el respeto por la figura de los profesores. Para llegar a ser profesor en ese país se necesita que el interesado curse una licenciatura más una maestría en la especialidad. Posteriormente, se selecciona solo a un pequeño grupo de educadores, a quienes se les acredita para dar clases. Esto les representa un ingreso mensual aproximado de 3 mil dólares.
En Panamá, a pesar de la constante preparación y actualización de los docentes, el salario promedio no pasa de los 750 dólares mensuales, esto aunado a las críticas que a diario reciben los educadores, cuando se les responsabiliza por la baja calidad educativa, sin tomar en cuenta los detractores que el problema supera al docente que día a día se faja con las pocas herramientas que le subvencionan.
Los que nos dedicamos a la tarea de enseñanza–aprendizaje sabemos que el arrastre educativo proviene desde la primera escuela; cuando el niño–joven llega a la premedia se pueden percibir en ellos grandes baches, que se irán acrecentando a lo largo de todo la etapa colegial. La problemática continúa, tomando en cuenta que el sistema educativo es un gran engranaje que sigue funcionando, a pesar de sus desniveles. Es difícil en la educación escolar de premedia o bachillerato ayudar a nivelar a estos estudiantes, por un sinnúmero de razones.
En el sistema educativo finlandés se pudo solucionar esta situación (fracaso escolar) estableciendo que cada educador se haría cargo de 15 estudiantes para así garantizar el seguimiento individual a cada uno.
La cruel realidad de Panamá es que nuestras aulas están saturadas con más de 30 estudiantes y en algunos casos llegan a 45. Como verán, es imposible atender estos casos de rezago educativo.
En vista de nuestra realidad educativa hago las siguientes recomendaciones para que las autoridades corrijan los errores que se siguen cometiendo.
Primero, hay que comenzar a evaluar a los directores de los centros educativos, porque si un director lleva cinco años de labor y el plantel a su cargo no da muestras de mejoramiento, él debe ser removido ipso facto y devolverlo a su puesto anterior.
Segundo, se debe hacer un aumento significativo al salario de los docentes, estableciendo una cláusula para que se actualicen a nivel universitario al menos con una maestría de especialidad, en un período no mayor de dos años. Esto debe ser una constante. Así, el Ministerio de Educación ahorraría dinero en capacitaciones sin sentido y poco productivas.
Tercero, se deben nombrar exclusivamente a docentes de primaria con título universitario, el que quiera enseñar debe pasar por la universidad. Así se va mejorando la educación que se brinda a los alumnos de primaria, de donde provienen los grandes vacíos educativos.
Por último habría que eliminar la politiquería paternalista manifiesta mediante la entrega de la beca universal, laptops, etc. Solo se debe recompensar la excelencia educativa, no la mediocridad. Como diría Marco Tulio Cicerón: “Una cosa es saber y otra saber enseñar”.

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